Con este término nos referimos a las marcas de propiedad -una estampa, una etiqueta o un sello- que se suelen colocar en el reverso de la tapa de un libro, o en su primera página, y que incluyen el nombre del dueño o biblioteca a la que pertenece el libro.
La historia de los ex libris nos lleva lejos en la Historia, con los egipcios (¿cuándo no?) como primeros hacedores de ex libris para sellar papiros, pasando por la Edad Media con anotaciones en forma manuscrita en los códices, y llegando a través de la imprenta y el grabado a su "época dorada", hacia fines del siglo XIX y comienzos del XX, con bellísimas pequeñas obras de arte destinadas a marcar la posesión de un libro.
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Se conjugaron varias cosas en mí por estos días. Y gracias a esa conjugación, hoy tengo mi propio ex libris tallado con infinita paciencia, luego de dibujarlo -y pensarlo- con infinita paciencia.
Hace tiempo que quiero tener mi propio ex libris. Georgina me lo trajo a la mente, al tallar el suyo justo en medio de una "fiebre de sellos" mía ;)
Entonces, me quedé pensando en cuál podría ser la característica del mío... Y casi enseguida, se me apareció la idea: mi viejo -tan presente por estos días- y sus libros rusos -tan presentes en mi infancia-.
He aquí mi ex libris inspirado en la estética e ilustración rusas de principios del siglo XX. Más exactamente en mi libro de Alejandro Pushkin, ilustrado en 1905 por I. Bilibin. Libro de aquellos rusos que me regalaba mi viejo, de la extinta Editorial Progreso. De allí saqué la estética, incluyendo la de la tipografía.
Difícil el tallado de semejante filigrana. Un desafío con final feliz. Tallado sobre dos gomas Maped Fish que forman un solo sello.
:)